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Mercedes Antía: “Nosotros tenemos que visibilizar lo que es invisible, el aporte de las mujeres rurales a la comunidad”
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  • Mercedes Antía: “Nosotros tenemos que visibilizar lo que es invisible, el aporte de las mujeres rurales a la comunidad”

  • Mercedes Antía: “Nosotros tenemos que visibilizar lo que es invisible, el aporte
    de las mujeres rurales a la comunidad”
    En el marco del Mes de la Mujer Rural, Rural estuvo en conversación con Mercedes
    Antía (1959), Subdirectora de Desarrollo Rural e integrante del Plan Nacional de
    Género del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y mujer de campo que ha
    dado su lucha para abrirle las puertas a tantas otras.
    26 de octubre
    La primera que se le vino a la cabeza fue Olguita Santayana. Ella fue empresaria del
    campo y una de las cinco fundadoras de Manos del Uruguay, la empresa que empezó
    comercializando mantas y jergones de lana producidas por mujeres rurales en
    Uruguay. Manos del Uruguay fue un medio para lograr el desarrollo y empoderamiento
    de la mujer en ese medio. Quizá, por eso, Mercedes Antía sienta que Olguita es una
    “fenómena” y que “tuvo el privilegio de conocerla”, porque ella trabaja para hacer lo
    mismo.
    Aunque cuando se le pregunta por mujeres por las que siente admiración también
    agrega otra. En realidad, otras: muchísimas mujeres rurales anónimas. Y pone un
    ejemplo. Hace no tanto se dirigió a la Quebrada de los Cuervos y, por la noche, cenó
    en una posada llamada El Capricho.
    ¿Por qué se llama así? Según le contó la mujer que allí atendía, cuando fueron a ver el
    campo para comprarlo, el arroyo no daba paso y lo compraron de todas formas.
    Mientras que su marido trabajaba en un barco petrolero, ella, la mujer, armó un servicio
    turístico en la Quebrada de los Cuervos mientras criaba a sus cuatro hijos.
    Y agrega otra mujer más: “las propias mujeres de mi familia, mi madre fue una mujer
    impresionante que se movió en todos los aspectos de la vida en un momento en que
    las mujeres tenían mucho menos participación, tanto laboral como política y social. Ella
    las cumplía todas, a parte de ser madre de ocho hijos”, dice Mercedes.
    Ella tiene cuatro hijos y también dio su batalla. “El tema es que cuando sos la “mujer
    de” no figurás en ningún lado”, dice Mercedes para comenzar a explicar. Ya casada
    con su marido, se mudó a San José a abrir un tambo. Cuando fueron a crear la
    matrícula, aunque ella era colaboradora, inmediatamente pusieron la empresa a
    nombre de Marcos, su marido.
    Eso la inhabilitó, durante mucho tiempo, a ir a hacer compras a Prolesa o hacer
    trámites en Conaprole. Aunque la empresa fuera una sociedad, ella precisaba un poder
    para hacer todo aquello. “Estés en el lugar en el que estés, siempre tenés una batalla
    por lo que pensás o por lo que querés hacer”, dice Mercedes y agrega que, muchas
    veces, los temas que parecen menores en la agenda del gobierno son, en realidad,
    muy importantes.

    “Siendo gurisa lo más lejos que veía en mi futuro era la actividad agropecuaria y vivir
    en el campo, me parecía que no iba a ser para mí”, comenta Mercedes sobre cómo
    empezó a meterse en el mundo rural. Pero cuando empezó la relación con quien hoy
    es su marido, supo que el futuro sería ahí. Y lo fue en San José.
    Quiso entender de qué hablaban en el campo así que hizo un curso para entender “el
    idioma” y poder meterse en el mundo agropecuario. Pero sus primeros años ahí se los
    dedicó a sus cuatro hijos, a criarlos y a atenderlos.
    Cuando ya fueron un poco más grandes, Mercedes empezó a buscar qué producir que
    pudiera venderse y así fue como encontró en qué cadena de valor insertarse, además
    del tambo: en la producción de hongos. Después vino el vínculo con organizaciones de
    mujeres rurales, participó de las instancias que generaba el Ministerio de Ganadería,
    Agricultura y Pesca (MGAP) y en otras de Hecho Acá. En algún momento la invitaron a
    ser parte del equipo de la Dirección de Desarrollo de San José y allí estuvo quince
    años. Trabajó en áreas tan diferentes como el cuidado del cambio climático y la
    captación de inversores. Desde marzo de 2020, Mercedes es parte del MGAP como
    Subdirectora de Desarrollo Rural e integrante del Plan Nacional de Género.
    Junto a Fernanda Maldonado, Directora General de Secretaría del MGAP, están
    trabajando en estos temas en el Ministerio. “Si nos comparamos con los brasileros, con
    los argentinos, con los paraguayos, con los colombianos o con los chilenos, son
    realidades muy distintas. Uruguay está en un lugar muy bueno y estamos haciendo las
    cosas bien interesantes”, comenta Mercedes.
    Uno de los fuertes del Ministerio es que desde el año 2020 se viene trabajando en la
    construcción del Plan Nacional de Género, un plan de políticas agropecuarias para el
    cual se entrevistaron más de 900 hombres y mujeres rurales. “Nosotros tenemos que
    visibilizar lo que es invisible, el aporte de las mujeres rurales a la comunidad”, agrega.
    La intención es buscar mejorar la calidad de vida y, de ahí, sale la idea de que las
    mujeres rurales tengan su propio ingreso económico. “Para muchas mujeres es muy
    difícil, no tienen cómo desarrollarse porque son “las señoras de”, y su vida pasa como
    de costado”, declara. Muchas de ellas, según Mercedes, hicieron grandes esfuerzos
    para que sus hijas pudieran estudiar y, a pesar de provenir del medio rural, se
    convirtieran en profesionales.
    Para ello, el Ministerio también se ocupa de juntar a las mujeres a través del trabajo.
    Mercedes recurre a un ejemplo: una mujer de San José que hace tejidos trabaja para
    unas chicas egresadas de la escuela de diseño. Ella le planteó que necesitaba
    personas que hicieran costuras para unos trajes para azafatas y enseguida se le
    ocurrió quién. “En Durazno hay un grupo fantástico y esas mujeres no se conocen, pero
    nosotros las juntamos, así que esas mujeres de Durazno van a estar haciendo los
    uniformes”, cuenta.

    Agrega que la tecnología también ha jugado un papel importante en esta articulación.
    WhatsApp es un gran aliado para comunicar a las mujeres rurales, según Mercedes.
    Confiesa que todavía queda mucho por hacer, “a veces, cuando hablamos del tema de
    las mujeres, muchos se erizan y dicen, “estas mujeres de vuelta”, pero es un tema de
    equidad, de justicia, entonces creo que tenemos que seguir haciendo cosas”.

  • 2021-10-26

  • rural.com.uy